IDILIO III

 ---IDILIO III---

¿Qué me vas a quitar poeta,

que no me haya quitado ya ella?

¿Qué me vas a doler poeta,

que no haya yo ya perdido por ella?

***

Mire a donde mire ella está,

es el arroyo, es los árboles, es la hierba.

Cierro los ojos y ahí está,

es la brisa, es las flores, es la tierra.

***

No sé ya vivir sin contemplar su belleza,

esa que por gracia solo tiene la naturaleza.

Y aún así, ella de mí recela,

lo que a mi pobre alma hiela.

***

La cosa que mi corazón más anhela,

ella lo rechaza y envenena.

Hallando una sola solución por más que duela

para al final lograr estar con ella.

***

A nadie le importa si mi alma se degüella,

si mi alma llora, si mi alma pena.

A nadie le importará lo que haga y menos a ella,

solo yo seré partícipe de lo que mi corazón idea.

***

Así pues, veo mi último atardecer en la pradera,

al mismo tiempo que reviso mi atadera.

Con el primer rayo de luna, me uniré a mi alteza,

de forma indistinguible, en plena entereza.

***

Mi cuerpo caerá en la fría tierra,

donde esta me arropará sin ninguna aspereza.

Los árboles llorarán sus hojas cuando muera,

y los arroyos se secarán al igual que mis venas.

***

Pero así al final me uniré con mi princesa,

en el todo, en lo bello, en la naturaleza.

Ya es la hora, la cuerda de aquel árbol espera.

Ya es la hora, no existe remordimiento que me detenga.

***

¡Maldito poeta!

No rompas más mi cuerda.

¡Condenado poeta!

Cuántos intentos ya llevas.

***

No te confundas pastor de la pradera,

tu vida acaba cuando mi pluma desea.

Y mira si será caprichosa esta,

que más de medio tintero le queda.

Juan José Fernández Doctor